14 de enero de 2012

Momentos de Verdad VII

Aquella movida a distancia…No sé por qué decía de bajar y cruzar el sur si ir a verte era subirme al cielo. Plena ilusión desbocada. Recuerdo las prisas por darnos un beso detrás de otro. Pensamos en la locura de contarlos, pero nunca fuimos grandes matemáticos. Tener tus labios a 2 centímetros y probar a cerrar los ojos para tentar contra la infinita esencia del placer absoluto. Estar contigo unos días era probar ser feliz. Yo besando tus abrazos y tú abrazando mis besos mientras juntos los inventábamos a ritmo de canciones aleatorias de un viejo pendrive regalado ese verano. Bailar con tus sonrisas para besarlas cuando se dieran la vuelta. Jugar al escondite con los ojos y acabar riendo con el alma. Sonreír un te quiero con sus 8 letras y contestar con más de 300 sonrisas, cada uno con su momento, casi todas sin motivo. Ponerse uno nervioso al pensar que mañana por la mañana sus ojos tranquilos descansarían a tu vera y seguirán apostando por ti. Reír por reír, reír hasta llorar, hasta doler, sin querer,  hasta morir.

La distancia en una relación la ponen las personas no la carretera. Hay relaciones que transcurren en una misma ciudad y que nunca llegan a alcanzarse. Ojalá la distancia solo fuera una carretera conocida y no 2 personas con miedo a ganar.



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