Hace un año éramos uña y carne hacía 7 años, ahora y en un momento, somos la uña que nos cortamos que no nos queremos ver (ni en pintura).
El tiempo construye la confianza, el tiempo la mata. El tiempo hace apostar all-in en esa persona, el tiempo nos dice si en realidad era un farol.
Y hoy, cuando ayer éramos uno, iguales, sinónimos; hoy somos anónimos, antónimos, pasando por desconocidos a no ser que la casualidad nos haga cruzarnos y disimular lo bien que van nuestras diferentes y mejoradas vidas.
Ayer dibujaba tus gestos con mi cabeza para reírme simplemente, y hoy están mal pintarrajeados todos esos dibujos que emborroné un día que te odiaba sin querer.
No sé si hemos ido a mejor o a peor, el tiempo lo dirá, sólo sé que ayer íbamos a infinito y hoy vamos a cero.
Creo que todas las parejas que se rompen que se ponen difíciles, que acaban teniendo miedo por las apuestas deberían hablarse con sinceridad y aprovechar esa confianza que un día tuvieron para contar con una mano más, más que nada porque nos conoce como la palma de nuestra mano. Y no rehuir de esa persona sólo porque pensamos que sería volver al bucle sin salida de nuestro pasado.
Seamos adultos y comportémonos como niños, sin rencores, celos ni miedos.