11 de marzo de 2011

Despedidas de Verdad


Chicos, esto de las despedidas…no sé quién lo inventó, pero la jodió. Se forró, sí. Pero a costa de mucho dolor en las personas, de muchos sinos, de muchos “y si…” de sueños inacabados, de metas no deseadas. La gente imagina e idealiza situaciones reales (e imaginarias cuando no les queda otra) pero cuando llega la hora de la verdad, el momento del encuentro en persona…blis! Como un suspiro piensa que lo que imaginó sería una locura hacerlo, pero a veces (y muchas) ahí está la cordura, no en la locura, sino en ser valiente y atreverte. En la libertad. 

Pero somos así. Y no contentos con eso, cogen e inventan las despedidas. Ya que las inventas hazlas alegres, placenteras. O mejor, joder, sabiendo cual era el pastel,  ¡guárdate el invento para ti, mala pécora!

Ya que la distancia, el rencor, el olvido, la necesidad, la dependencia, la fragilidad ya de por sí son dolorosas y poco llevaderas…no cojas e inventes las despedidas. Todos esos malos ingredientes que fácilmente se dan en una relación se disiparían si viviéramos en un mundo donde las despedidas no existieran.

Si no existieran, cuando una relación se terminase, no habría malas despedidas, malos rencores bien guardados, celos no olvidados, pero no. Siempre nos despedimos enemistosamente y encima no con un “adiós”, no, nos gusta sufrir y vamos y decimos “¡hasta luego!”, y luego queremos olvidar ese amor y nos culpamos a nosotros mismos…pues ¡NO! Las culpas a quien inventó las despedidas.

P.D.: Además ahora no habría paro.

Lo dicho, adiós.




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