Nara: Nar, ¿tú y yo algún día seremos algo serio? Esto está muy bien, yo estoy genial. Pero sé que me reconfortaría la idea de poder lanzar te quieros correspondidos y llenos de valor para la otra persona. Hace mucho que espero una historia de amor, aunque esto pueda sonar patético. Yo lo que creo es que no te gusto, pero como no tienes otra cosa, pues esto está mucho mejor que nada.
Nar: Nara, últimamente sacas mucho el tema. ¿Yo soy más seco ahora que antes?
Nara: No.
Nar: ¿Te llamo menos?
Nara: No.
Nar: ¿Nos vemos menos?
Nara: No.
Nar: ¿Hay menos besos?
Nara: No.
Nar: ¿Hay gestos de menos?
Nara: No.
Nar: Entonces dime, si no hay nada de menos, ¿Por qué temes de más?
Nara: No sé, feeling…lo noto. Ya sabes que eso las mujeres lo notamos más fácilmente. Nos solemos dar cuenta de que los pequeños detalles que no sientes son los que rompen la relación.
Nar: Sí, no os lo discuto. Pero el problema es que estamos acostumbrados a que, cuando tenemos algo seguro queremos notar que eso tiene que estar en continuo avance, mejor dicho, movimiento. No soportamos estar parados. De ahí que cuando se estanque (hasta en lo bueno) queramos que haya riesgo de perderlo, que siga siendo un reto. Conseguir los retos que más nos ahogan son los que más placer nos provocan. Por lo tanto queremos ver que la relación es continuo desafío. Pero conmigo ves tranquilidad y salen 2 vertientes, la de ver y decidir si tu apuesta por mí la retiras o la de luchar porque has visto en mí el hombre de tu vida. En las 2 se pasa mal. Mejor dicho, en las 2 se quiere pasar mal. Escucha, seguramente no sea el chico de tu vida, pero nos atraemos, nos entendemos, nos valoramos. Es difícil encontrar personas como tú en este mundo. Punto. ¿Por qué forzar las cosas a velocidades a las que no queremos ir? Que ponga un límite de 110 no significa que tengamos que ir a esa velocidad. No nos obliguemos a hacer lo que los demás nos venden solo porque creamos que es lo que queremos. Y escucha…a 70 se aprecia mejor el paisaje.
