Que sí, que yo ya lo
sé todo.
Que estoy harto de la
frase de “con lo feo que eres y te las llevas todas de calle”. Que sólo tienes
que disfrutar el momento, darle la vuelta a sus frases negativas de una pícara
forma creativa, que me sé todas las casillas del juego, el principio de escasez,
la erótica del no, vender valor social, transmitir estilo, desprender una
(falsa) seguridad, no ser reactivo, ser observador, mantener contacto físico
accidental e intencional, tener una personalidad arrolladora, una presencia
magnética, que la comunicación no verbal lo es todo, que no es el qué, que es
el cómo, conocer la PNL, el puto mindfulness, el kaizen de los cojones, el
carpe diem de las pelotas y el “en esta vida hay que probar de todo” de las
narices, que hay que ser un buen amante, un macho alfa, un líder, una persona
ocupada, ir a muerte con tus ideales, vender la moto y el apartamento en
Benidorm, que te la sude todo, que no parezca que te esfuerzas, ser enigmático,
misterioso y excéntrico, que toda la feminidad del planeta se desvive por ti,
que ligar no es un objetivo sino una consecuencia, que hay que acercarse sin miedo, que todo es un juego y
que su puta madre en bicicleta.
Que si te quieres
sentir vacío, ahí arriba tienes el manual, que si piensas que follar y follar a
todo lo que se te antoje te va a hacer el tío más feliz y machista del mundo,
adelante. Pero luego no digas que no sabes ser persona, humano, que no sabes
cuidar de alguien a quien le importas, que no tienes empatía, que eres un
inmaduro, un misógino, un picha floja, un prepotente, un soberbio y un
mentiroso.
Juega todo lo que
quieras, es tu vida. Pero si te sientes sólo no lo pagues con las tías que
ellas no tienen culpa de que seas un mierda sin valores.
O sé una persona
sencilla, amable y sincera.
Y punto.