-Lo siento, no quiero alguien como tú. Tienes un pero muy grande e inevitable.
-¿Pero?
-No quiero una relación a distancia. No querría enamorarme de
alguien que es lejos.
-Con suficiente
sentimiento no hay barreras.
-Es al revés, podría sentir tanto que no soportaría necesitarte
y no tenerte a unos minutos.
-¿Y prefieres no
intentarlo?
-Prefiero no sufrir como una descosida. Te conozco de poco, pero
verte, escucharte, verme contigo…Me conozco y me adivino, porque veo como soy
contigo y como eres, y como eres conmigo. No tenías que ser así. No vale.
-¿Y, qué tiene tanto
de malo?
-Que voy a sufrir mucho porque sé que aunque esté en contra y no
quiera y todos me digan que es una locura, lo único cierto es que lo pienso
intentar.
-:)…Eres muy
pesimista. Una relación a distancia es aquella donde un barco, un coche, un
avión o un tren no llegan. Aunque sea a pie, con el pulgar hacia arriba y
trabajando 25 horas al día me dará igual la distancia si en la meta estás tú. Vendrán tiempos mejores, pasémoslo mal ahora que tenemos fuerzas y demostremos que sólo somos
invencibles.