26 de mayo de 2011

Arte de Verdad

Pensemos. ¿Cuál es el lugar del arte? ¿Dónde está? ¿Dónde podemos buscarlo cuando necesitamos algo que nos conmueva, cuando necesitamos belleza que renueve nuestra sensibilidad?

Algunos pensaran que el lugar del arte es un museo, una galería importante donde el reconocimiento de los críticos asegure que esas obras son arte de verdad. Arte con mayúsculas, de seriedad. 
Otros dirán que el lugar del arte está en la calle, en los parques, en los espacios ocupados donde lo que nos asegura la verdad del arte es su autenticidad, su independencia, su originalidad. 

El arte no debe tener lugar para ser arte. Aunque los estados, los ayuntamientos y las obras sociales de los bancos (ejemplo “Obra Social de La Caixa”) lo financien y le otorguen espacios…el arte debe renunciar a ser posicionado para seguir existiendo como arte.

El lugar del arte es su propia dimensión, es salirse de toda localización, de toda presencia asegurada y relajada.
El arte necesita ser nómade, errante, fugitivo. Ni siquiera contrario, contestatario u opositor.

Salirse cíclicamente de sí mismo y reencontrarse donde nadie lo hubiera nunca esperado; carecer de lugar fijo, mutar y devenir otra cosa es una tarea inevitable de la creación artística.
Por eso lo que más nos interesa no es buscar un lugar para el arte en este sistema social sino llevar este sistema hacia el trans-lugar del arte.
Allí el lugar del arte es indestructible, no se le puede desalojar porque para tocar sus cimientos hay que entrar en su terreno. 


Terreno absolutamente impenetrable para personas como nosotros. Aún no estamos preparados.



Desnudar el arte. Llegar a su fondo. Conocer sus formas, sus transformaciones, su alma…está claro que aún no estamos preparados.



*Para descargar la foto en grande, pinchad en ella.




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